En tarde de perros y no solo climatológicamente hablando, vimos una repetición de la corrida de ayer y de tantas otras. Pero hoy, le añadimos un aderezo que casi siempre suele dar juego. El aguacero que nos calló la boca, nos mojó, y apagó la casta de los toros, en justas dosis. La que cayó en el primero, fue fuerte y obligó a sacar el arsenal que ya estaba dispuesto desde la mañana , tras el aviso metereológico. Así que chubasqueros, gorro y artículos para la ocasión, salieron a escena. Y toda esa preparación ¿para que? Merece la pena jugarse el catarro por ver toros de diferentes ganaderías que tengan casta, que estén bien presentados, que den juego, pero no por eso que salió ayer tarde por chiqueros. Y llueve sobre mojado, ojala fuese literal, con la presencia de un ganado que no debería aprobarse ni saltar al ruedo de Madrid.
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