En la cuarta de feria seguimos buscando el animal que nos saque del marasmo. La definición de los de ayer de Juan Pedro, puede valer igual hoy para los de Montalvo. No hicieron nada malo, no se comieron a los toreros, pasaban por allí, decía el gran Aute y ya. Otra oreja mas, mas la del rejoneador y qué. Tendremos que preguntar a San Pedro Regalado por el misterio de la bravura. Aunque según parece los toros se dejan la casta por los diferentes corrales que visitan antes de acabar con sus huesos en Madrid. Poco es ver un quite entre los dos matadores, en un momento que parecía que entraba la luz. Poco es la oreja que cortó Marín, que ni el mismo se esperaba, entre otras cosas porque la mitad del público estaba en tránsito hacia la calle de Alcalá. Poco, muy poco es lo que hemos visto en la actual feria y lo que menos, toro, que es a lo que venimos. ¿Será mañana?
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