Seis toros, seis se lidiaron ayer en Madrid. Que no caiga en
vano, fueron seis toros. Y bien cerca de Madrid que estaban. Y no hubo que ir a
buscarlos a aquellos paraísos en que se crian artistas. Una corrida de toros
trajo Dª Cristina Moratiel, representante de la ganadería de Baltasar Iban, desde El Escorial.
Dieciseis tardes después, setenta y ocho toros arrastrados, y por fin salió el
toro con casta, el toro bravo. ¿Es tan difícil? Que no todos llegaron a ser
bravos ni completos, que crearon dificultades ya lo vimos. Pero por una tarde
nos olvidamos del semoviente modorro, dócil y tan alejado del concepto de toro
de lidia, como el que ha salido el resto de la feria.
Noble el primero, al que fundieron en el primer puyazo y
llegó sin gas al último tercio, segundo, bravo y encastado, al que también
zurraron en la primera vara, tercero, suelto de los jacos, pegó el cambio en
banderillas, cuarto, bravo y noble en la muleta, quinto, rebrincado y sexto,
con poca fuerza, tuvieron mas dificultades. Segundo, tercero y cuarto
aplaudidos en el arrastre.El mejicano Spinola, muy frio, se dejo ir el lote mas
noble, y sobre todo estuvo por debajo del cuarto, en el que fue avisado por su
pesada labor. Marín a su primero le recibió con verónicas ganando terreno, y
con la muleta le pegó dos series con la diestra , de buen corte. De mas a
menos, estuvo mal con la espada y saludó desde el tercio. El quinto, peleó de
bravo en el caballo, y fue bien banderilleado por El Chano que saludó.
Rebrincado en la muleto, poco pudo hacer y además estuvo muy mal con los
aceros. Pinar dio distancias al tercero, y ligó los muletazos en un par de
series. Según avanzaba la faena, se puso fuera y bajó el tono. La gente tomó
partido por el de Iban. No era para menos. El sexto fue el mas flojo.
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