sábado, 27 de mayo de 2017

Contrastes

Veintisiete de mayo. Décimoquinta de feria. Dos tercios de entrada en tarde bochornosa.
"Toros de El Torero" desigualmente presentados, segundo y tercero sin nivel para esta plaza.  Mansearon y anduvieron justos de fuerzas. El quinto con peligro.
Joselito Adame, remató al primero por cogida del confirmante, Espada, y lidió segundo, cuarto y sexto. Cortó una oreja a este. Ginés Marín, al que sacó el público a saludar tras el paseillo, lidió tercero y quinto.  
Mal vamos, cuando en una plaza como la de Las Ventas, se oyen ovaciones, cuando se retiran unos espectadores vestidos del Barcelona, antes de acabar la corrida y por un desarme de Adame que cogió la muleta por los aires. Estamos tontos.
Comenzó el festejo, con la ceremonia de alternatva de Espada, al que se le vio nervioso y algo atropellado durante la faena.  El prólogo fue por estatuarios, es la moda, y luego se fue a los medios, alternando muletazos de diversa factura. Largo fue el trasteo y escuchó un aviso tras pinchar, siendo cogido al recetarle una estocada. Adame remató, con dos descabelllos y oyó otro aviso.
Ginés Marín, tropezó con un lote que no le dio oportunidades. Al inválido tercero, lidiado entre la bronca a la presidencia, necesitó de dos pinchazos y cinco descabellos. El quinto, hizo cosas raras, poniendole en apuros ya desde los lances de recibo. Fue mal y poco picado yendose a chiqueros. Brindó al público, seria por cortesía, porque aquello  se veia que no iba a dar juego. Soltaba la cabeza  en embestidas y en varias fases del trasteo se presagiaba la cogida. Inteligente abrevió y de una tendida y caida, acabo su tarea.
Y Adame, estuvo muy vulgar. En el segundo, que estuvo mas tiempo por los suelos que de pie, pinchazo y estocada delantera algo caida. El cuarto fue el mejor, cumplió en el caballo, metió la cara abajo con recorrido en banderillas y se lo llevó a los medios para, como no, muletazos por alto. Luego el destoreo, sacandoselo fuera en cada muletazo, sin cruzarse y pesado. Un aviso, tras un sartenazo y un descabello.
Repitió jugada en el sexto, pero en este se guardaba un as en la manga. Tiró la muleta en el momento de entrar a matar, como hacía Galan. Salió trompicado y con la taleguilla para el sastre, cayendo el toro encima de el, y el  público pidió la oreja con fervor. De esas que se piden en esas plazas de Dios. Estaba de presidente el Sr. Cano, que amablemente sacó su pañuelo, con una petición bastante menor que la que había el día que negó el trofeo al novillero Colombo. No estuvo tan diligente para devolver lo que no debía de haber salido por chiqueros.



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