viernes, 19 de mayo de 2017

Oreja de ley.

Diecinueve de mayo. Corrida de la Prensa con tiempo espléndido y el "No hay billetes" colgado en las taquillas. Carteles antes y durante la corrida pidiendo mas trapío y seriedad, otra con menos marketing y mas casta, en la Grada joven se pedía que honraran a la plaza de Madrid. Con este ambiente comenzó el festejo. Molestó el viento sobre todo en el último.
Toros del Puerto de San Lorenzo, flojos, mal presentados y pitados nada mas aparecer por chiqueros. Se devolvieron tres, primero, quinto y el segundo sobrero, de Torrealta, pero no hubiese sido extraño que hubiese habido alguno mas. Gritos de ¡toro!¡toro! palmas de tango y todo tipo de manifestaciones de repulsa a la presentacion y juego de los toros. En primer lugar se lidió el de Buenavista, y el quinto fue del Conde de Mayalde.
Al rey Juan Carlos le brindaron los tres primeros.
Ocurrió en el primero de la tarde. ¿Como se puede pedir una oreja en Madrid tras dos avisos, una baja trasera y dos descabellos? Pues así fue. Con ese bagaje, y aunque hubiese sido un faenon de la leche, que no lo fue, el público debe de tener sentido de la medida. Comenzo Castella la faena en el cuatro con pases por alto y ya en los medios dio series con la derecha y la izquierda con bonitos remates sueltos. Encimista y sin cruzarse, acabó con bernadinas.Y ahí llegó la petición, que con buen sentido no concedió la presidencia. Al cuarto le dió una estocada, despues de dar muletazos en todos los terrenos de la plaza. Fue silenciado en el sexto, tras pasaportar al que había herido a Javier Jiménez.
El de Espartinas, poco pudo hacer con el tercero, que estuvo mas tiempo por los suelos que de pie, y en el sexto fue cogido, por un toro que embestía a media altura.
Y salió el quinto, "Buzanero" con el nº cinco y 577 kg de peso. Le picaron el de tanda y el de puerta yendose a terrenos cerca de chiqueros. Tras un gran par de Trujillo, Talavante se le llevo a las rayas del siete, y alli le realizó una faena medida en el tiempo, y en no mas de cinco metros cuadrados. Muy cruzado y de verdad  le pegó sensacionales muletazos por ambos pitones, cogiendole alante y llevandoselo toreado. Con la plaza entregada y en absoluto silencio, entró a matar, quedando el estoque un pelín desprendido. La peticion fue clamorosa, y el presidente tambien muy medido se la concedió. Oreja de ley.

No hay comentarios:

Publicar un comentario