Seis de junio. Vigésimo sexta de feria. Sol, calor y "no hay billetes" en las taquillas.
Toros de Victorino Martín, desigualmente presentados y de variado juego. El segundo de nobleza extraordinaria, y muy protestado por su presencia, así como el quinto. ¿Como enlotaron ayer? El lote de Urdiales el que menos posibilidades de lucimiento tuvo y un tercero muy bravo, al que se pidió la vuelta al ruedo. Estaba Cano en la presidencia, y no se suele caracterizar por ensalzar la bravura de una res. El cuarto, tomó tres varas, arrancándose de largo y haciendo ver lo que luego no fue. Sexto con peligro y feo, y el segundo de Talavante, se quedó sin ver en la muleta.


as fuerzas que tenía. Andarín, cara arriba, distraido, una joya. Además le mato mal y escucho una bronca. Al cuarto, que en los lances de recibo se quedaba debajo del capote, que en la primera vara se quería quitar el palo y pegaba en el estribo, le puso de largo y el toro se arrancó por dos veces, como si fuese bravo de verdad. Se agradeció ver ese tercio de varas. Manuel Burgos fue muy aplaudido, rara avis.Comenzo la faena por bajo y ya se vió lo que tenía el Victorino, mejor dicho lo que no tenía, bravura. Algun muletazo suelto de buena factura. Pinchazo y estocada.

Por dos veces, en el quinto y en el sexto, sacaron el estoque del morrillo de los toros, desde el burladero. Estamos en Madrid, señores, y no en una plaza de carros. Algo tendrá que decir la autoridad.
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