Cinco de junio. Vigésimo quinta de feria. Dos tercios de entrada en tarde soleada con algo de viento.
Toros de Dolores Aguirre, bien presentados, feos segundo y cuarto, mansotes, presentaron dificultades.
Cortó una peluá en el tercero, Gómez del Pilar, protestada por parte de la afición mas severa. Se fue a porta gayola, dio dos verónicas aceptables e intentó lucir al toro en el caballo. No picó bien Aguado pero no se ensañó con el. Llevó buena lidia y brindó a "El Chano". Hizo una faena, aplaudida por momentos,con altibajos, sobre ambas manos, y que alargó en demasia. Concedió el usía la oreja, a pesar de que la estocada quedó caída. Se volvió a ir a porta gayola en el sexto, que brindó al respetable. Fue el que se declaró mas manso del encierro. Le quería quitar la cabeza al caballo, se distraía en banderillas doliéndose y echando la cara arriba y en la muleta, soltaba algun derrote, metiendose para adentro. Pinchó varias veces, fue avisado y descabelló.
Rafaelillo se topo con el primero, al que su picador, Collado, le tronchó. En banderillas cara arriba y en la muleta trasteo por bajo, enganchones y cabezazos. Estocada que asoma y el puntillero que no atinó. Y en el feo cuarto, que derribó, tampoco dijo mucho. El toro a la defensiva, el torero despegado, y una estocada trasera.
Lamelas también puede dar las gracias al picador, Prados, por su tremenda labor con la puya. La primera en el costillar, y la segunda trasera y barrenando. El resultado fue el esperado. Caidas, sin fuerzas y sin recorrido. Le había brindado al publico, el sabría por que. Delantera perpendicular, aviso y dos descabellos.Y al quinto, que aplaudieron en el arrastre, se ignoran los motivos, le sacó un par de tandas con la derecha, y se lo llevó a los medios, donde el toro ya no fue el mismo. Metisaca, estocada y el toro se fue a doblar al cinco. Saludó desde el tercio.
Navazo, puso un gran par, por el que tuvo que saludar.
Hoy como ayer, y al humo de las ganaderías consideradas duras, los picadores salen sobreexcitados, pegando a todo lo que se mueva sin conmiseración. Y si los matadores no los paran en ese frenesí, ya saben lo que les espera luego. Troncharlos de primeras y luego ya se vera.
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