domingo, 4 de junio de 2017

Mala corrida de Cuadri

Cuatro de junio. Vigésimo cuarta de feria. Tarde calurosa con tres cuartos de entrada. Se guardó un minuto de silencio, por las víctimas de los atentados de Londres.
Toros de Cuadri, bien presentados, difíciles, flojos y descastados. A todos les dieron los picadores, como si no hubiese mañana. Fue muy protestado el sexto, que a la postre fue el que tuvo mejores embestidas en la muleta de Venegas.
Vaya bronca se organizó en el sexto con la pedida devolución por inválido. Así anduvo toda la corrida y no se protestó tanto. La protesta debería de ir encaminada al picador que invalidó al toro, tras dos lanzazos bajos, tundiéndolo la paletilla y las pocas fuerzas que tenía. Y el presidente, quizás así lo considerara, dando por hecho que le habían inutilizado durante la lidia. En este totum revolutum en que estaba la plaza, según pasaban en falso los peones de Venegas tirandole las banderillas, mas se encabronaba la peña, llegando a una situación en la que una parte de la plaza no sabía por que era aquel guirigay. Por la flojedad del toro, ya narrada, o por la pésima labor de los banderilleros. El caso es que ese sexto toro, resultó ser el único que bajó un poco la cabeza y que tuvo un mínimo recorrido en el último tercio. Tragó el torero, y al intentar dar unas bernadinas, se le echó a los lomos. Mató de una en el chaleco y se fue para la enfermería, al mismo tiempo que la afición corría por los pasillos para irse a su casa. Le avisaron en los dos, y le revolcaron los dos.
Robleño, no llegó a matar tan mal, aunque le cayeran bajas las espadas. Al parado primero, que perdió las manos, y al cuarto que lidió en la solanera intentó estar, pero ninguno de los dos valió un duro y los despachó con habilidad.
Y Castaño, que contó con la 
ayuda de sus subalternos, bien Iturralde con el jaco, y los de a pie en la brega y con los palos, poco pudo hacer en su primero que no tenia ningun recorrido, y al que saco muletazos de uno en uno fajándose con el. Le mató mal y fueron pitados toro y torero. Porfión en el quinto, sin la menor posibilidad de lucimiento, se la jugó. 
Poco se les puede decir a los matadores, que se toparon con los topetazos de un mal encierro, del otras veces vitoreado Fernando Cuadri



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