Dos de junio. Vigésimo segunda de feria. "No hay billetes" en tarde, que comenzó con lluvia en el paseíllo y acabó con viento fresco. Entre medias sol y calor.
Toros de Domingo Hernández, bien presentados, con mucha romana, y que en los montados no cumplieron. La excepción fue el sexto, gran toro, que se arrancó de largo al caballo de Puchano, que le cogió perfecto en la primera, y trasero en la segunda. Como lo de las tres varas es un sueño, nos quedamos sin verla. "Granadino ", cinqueño, será uno de los toros de la feria. Se pidió la vuelta para el con total merecimiento, pero el presidente ya había gastado los pañuelos blancos y no le gustó sacar el azul, por si era mucho. No demostró tener sensibilidad, para con el toro, y le sobró para el torero.


David Mora saludó dos ovaciones, y fue avisado en los dos de su lote. Su primero fue un buey, con un pitón derecho que tenía guasa, aunque en el devenir de la lidia mejorase. Otero puso un par dificílisimo, el toro esperaba, y Mario Herrero estuvo hecho un pinchauvas. Brindó al público y estuvo aseado. Salió revolcado y herido de la estocada al quinto, en la que estuvieron muy bien, Antoñares con los palos y Otero en la brega.
Y Varea, tuvo la mala suerte de encontrarse a un toro bravo, lidiado en sexto lugar y con el que no estuvo a su altura. La cabeza decía y el corazon mandaba. Entrega es todo lo que pudo poner el confirmante, superado por las embestidas. Encima sopló el viento en este toro. Con el que confirmó, manso, dió el mitín con el descabello.
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