viernes, 24 de mayo de 2019

Hay que aguantar

24 de mayo de 2019. Undécima de feria. No hay billetes en taquillas, y tarde agradable. Algo de viento que molestó en varios momentos.
No valió un duro el ganado enviado por Juan Pedro Domecq, y si hubo triunfo acháquese a la entrega de los espadas. No entra en este apartado El Juli, que vino a Madrid a echar la tarde. Se rompió una mano el cuarto, tras pasar por el tercio de banderillas, y ya llevaba unos muletazos, cuando el presidente sacó el pañuelo. Se le pitó, al usia, y salió el sobrero, con el que el diestro estuvo por allí. Tengo toda la impresión, desde mi asiento, que alguien le dijo al presidente que lo cambiara, siendo el diestro quien era. Apuesto a que no se le hubiese cambiado a ningún otro matador. El público protestó esa devolución. El toro se había lastimado durante la lidia, y lo lógico hubiera sido aplaudir al presidente, por dar la oportunidad al gran maestro de lidiar otro, pero... ¿ de verdad quería la gente seguir viendo a El Juli? Desde luego, entrar a matar, no.
Ureña saludó tras romperse el paseillo. Y estuvo bien y valiente en sus dos toros. Cortó una oreja en el quinto , muy justa, y dio una vuelta  muy sobrada en el tercero. Ambas faenas las planteó entre las rayas del cinco, dónde parecía que soplaba menos el viento. Sobre la mano izquierda, cobró los mejores muletazos, aunque siga creyendo, que no tiene sentido de la métrica en sus trasteos. En el quinto, el toro le pedía la muerte, y el erre que erre.
Los que no aguantaron al sexto, cada vez mas gente en todos los festejos, se lo perdieron. Este onubense, se quedó quieto como un palo en la faena, puso todo lo que hay que poner, entrega, valentía y toreo.  Series cortas pero llevándolo toreado sobre ambas manos, y con un final, el de moda, por bernadinas, de máximo ajuste  y de riesgo. Tras un espadazo le dieron las dos orejas, que no discutiré a un torero que aguantó año y medio sin poder torear. Puerta Grande, para quien aguantó.

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