Roca Rey entró en Madrid

22 de mayo de 2019. Novena de feria en tarde de lleno absoluto y con unas condiciones climatológicas ideales.

Todos los matices que se puedan dar en una corrida de toros se dieron ayer en el aspecto emocional. "El Cid" se llevó dos enormes ovaciones, la primera al romper el paseíllo y la segunda tras acabar con el que hacia cuarto. Quedan en el recuerdo de los aficionados, las grandes tardes que dió en Madrid y de justicia es reconocérselo. La controversia en el segundo toro, al que cortó López Simón, la oreja controvertida, que fue la que comenzó la discusión. No en cuanto a la concesión, que, obvio es que había pañuelos, sino a los meritos de la faena para pedir el trofeo. 

La cogida de Roca Rey en el tercero, siempre condiciona un percance, y mas si existen las dudas esas que siempre se plantean: ¿La lleva? ¿No la lleva? Todo pasó rápido. Fue a la  enfermería. ¿Saldrá? ¿Le tocará matar a"El Cid" el sexto? Entre medias el arrimón mal medido de Simón  con el manso e inválido quinto. De dónde no hay no se puede sacar, y buscar esa segunda oreja con ese toro, era muy difícil, salvo voltereta y pasar la pelota a la bondad de la peña. Casos como este hemos visto con este torero.

Y llegó el sexto. Y salió el torero de la enfermería. Don Máximo logró matar dos pájaros de un tiro. Arreglarle la avería, y tranquilizar su mente. Le dejó sanado y asentado. Y salió pausado, sin alharacas, parecía otro torero. Se encontró con un toro, que manseó en el caballo saliendo suelto y yéndose al de puerta, con casi seis años y con todo, para que los taurinos pudieran decir, que ese toro no podía embestir. Pues embistió, y de que manera. Roca Rey reventó la plaza, sin discusión, y salió a hombros por la Puerta Grande, oyendo esos cantos,que se empezaron a oir en Madrid, cuando un torero mejicano, llamado Antonio Lomelín salió por la misma puerta que hoy salió el paisano de Vargas Llosa. Allá por el quince de mayo de 1971. ¡Torero! ¡Torero!