En la Beneficencia de este 2025, tras cincuenta y una corridas toreadas en Las Ventas, logró traspasar la Puerta Grande.
Fue una tarde, en la que todo lo tuvo a su favor. Toretes a modo, público entregadísimo y el artista respondió con las armas que atesora. Belleza con el capote, magia con la muleta o viceversa y la comprensión del público, para ignorar las condiciones del astado, que no siempre se valoran de igual manera. En ese cuarto, al que muleteó ante protestas, dio tres naturales que hicieron olvidar todo lo anterior. Era un inválido y hoy esa lacra no se tuvo en cuenta, le endiñó un bajonazo curioso y la peña pidió la oreja como si fuera Frascuelo. Y el presidente tuvo que concederla, porque verdaderamente era mayoritaria. A mi me recordó la salida a hombros de Antoñete en su última despedida, con esa invasión del ruedo. Fernando Adrián cortó otra benévola oreja en el segundo, en una faena de mas a menos y al quinto lo ejecutó de un metisaca en los bajos y Borja Jiménez poco pudo hacer con la flojedad de su lote. Salvo el primero toda la corrida pecó de ese defecto. Poco antes de la salida de el de la Puebla, se escuchó una gran ovación, que en un principio no se entendió. Alcaraz había ganado Roland Garros y había gente viéndolo en los móviles, algunos de ellos pidieron la oreja. Poca coherencia y menos afición. ¿ Hay alguien que piense que Morante es único? A los que piensen eso me sumo
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