No pasó nada (2ª de Feria)

Sol, calor, buena tarde, con alguna brisa que no llegó a molestar, en exceso, a los toreros.

Toros de “El Vellosino”, grandes y mansos, en general, que no hicieron ruido. Todos cinqueños, salvo el alto quinto. Nobles en la muleta, menos el tercero, que se defendió en todos los tercios, echando la cara arriba, en caballo, banderillas y muleta. El primero, tomó la primera vara en el que hacia puerta, tras huir de los terrenos mas alejados a chiqueros. El segundo tras un refilonazo, también huyó, saliendo suelto de la segunda entrada. El tercero empujó en la primera y en la segunda cantó la gallina. El cuarto, con las manos por delante, salió rebrincado y suelto de los montados. Quinto y sexto, tampoco se emplearon en los de aúpa.  

Dos, que no tres, banderilleros colocaron dos grandes pares. El Chano, que actuaba con Abellán, en el segundo y Montoya en el sexto.

Los tres matadores, fueron avisados. En el primero Uceda, en el segundo Abellán,  en el que cerraba plaza Pinar.  Como si fuese un guión preestablecido, los tres estuvieron en su línea, y ninguno sorprendió con sus trasteos. Uceda, que hacía su paseíllo número sesenta en Madrid, comenzó su faena al primero, en las rayas del diez sobre la diestra, sacando algunos muletazos buenos para bajar al cambiarse a la zurda. Cosa rara en el, no mató  como acostumbra, y se salió de ese guión. Abellán se fue a la boca de riego, y le enjaretó algunos muletazos, que presagiaban algo mas. Mató mal. Pinar, voluntarioso, y achuchado en alguna fase de sus trasteos, no lo hizo mejor.

Desde el tendido, no se pudo ver lo que pensaban los toreros, aunque pareció que algún toro de la corrida, mereció algo mas en la muleta. Tampoco se sabrá nunca, si los toros tienen capacidad de pensar. El asunto es que no paso nada.