miércoles, 23 de mayo de 2012

23 de mayo. Decimotercera de feria. LA NADA


El vacío. Y después del vacío, nada. Semovientes, sin ninguna de las características que se presuponen  que debe de tener  un toro de lidia. Agua en las venas. No vale hablar de exceso de peso. No vale decir que los matan en el caballo. No vale decir, que a Madrid no vienen los toros en tipo.  No vale nada. Toros podridos, que hacen que el aficionado salga de la plaza asqueado. Y ayer dieron un premio a esta podredumbre. ¡Que sarcasmo! Y la plaza llena. Y veintitrés mil almas, en pena, calle Alcalá arriba, maldiciendo haber venido, y pensando que ayer el tormento duró poco, y que todavía eran las nueve y estaban en la calle. Y como el cupón. La ilusión de todos los días. Ganaderos, empresarios, todos los que vivís o tenéis intereses en esto, despertad. La ilusión se va, como a los niños cuando se enteran quienes son los Reyes Magos.
Se lidió un encierro de Juan Pedro Domecq, con pitones, de aceptable presentación y los diestros encargados de estoquearlos, fueron Morante de la Puebla, Talavante y Juan Pablo Sánchez que confirmaba. Poco pudieron hacer, ante esta corrida por la que se pelean todos, incluidos los del G-10. Detalles, poquitos, si acaso anunciarse con esta ganadería y otras de similar catadura. La plaza se llenó, hizo buen tiempo, no molestó el viento y mañana será otro día. 

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