martes, 29 de mayo de 2012

29 de mayo. Decimonovena de feria. FUE UNA PENA


Aparicio se cortó la coleta. Esto es lo que queda  después de ver un lamentable encierro de Las Ramblas. Descaste, flojera, esos semovientes de los que os voy a cansar, a los que me leéis. Esos bichejos, que pasean por el ruedo como ovejas tullidas, sin sangre brava. El quinto, sacó un poquito de mala leche, pero no para cabrear a El Fandi. ¡Ay, si se atreve! Lo desbarata el granadino de un soplido. ¡Ese si que es un toro! ¡Que facultades! Cumplió con el capote, armó su lio en banderillas, en tono menor, y pudo haber estado mejor con la muleta en su primero. Pero bueno, no se le puede pedir todo. Perera, otro de los del G-10, se apuntó también a esta ganadería. Con decir, que es una pena que no tuviera un poquito mas de fuerza, cumple. Lo saben y mienten como bellacos, cuando dicen esto. Lo saben de mano, como saben que en Madrid, con estas reses no podrán triunfar. En el que cerraba plaza, hizo una faena larga, en la que comenzó citando de largo, con dos series con la derecha. Pasó a la izquierda, echándoselo fuera. Y luego se pegó el arrimón. Pinchazo, aviso y estocada precedieron al saludo desde el tercio.
 Y Aparicio se fue. Ya no estaba. Una pena, sobre todo al recordar la faena, que le llevó a la gloria. La faena de Aparicio. Sin duda una de  las que quedaron en la historia de esta plaza. Y los que tuvimos la suerte de verla, guardamos unas neuronas para retener aquello. Me pareció injusto, el lanzamiento de almohadillas a un torero que reconoció su impotencia y que se había cortado la coleta unos segundos antes. Mala y triste tarde, Julito.


Julito Aparicio en Canencia

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