¡Que cuajo tenía el que abrió plaza! El picador, de nombre,
Antonio Muñoz, le metió tres varas. Baja zurrándole, en su sitio y trasera. Así fueron las tres varas en la que
el toro se arrancó de largo. ¡Vamos, que se llevó lo suyo! En banderillas
esperó. Brindó al público, y el toro tuvo el recorrido corto, y sin humillar.
Se le ovacionó en el arrastre. El segundo, mas flojo, se le cuido en el
caballo, salió con las manos por delante. Espera en banderillas, y en la
muleta, citando desde los medios, echó la cara arriba y rebrincado. A media
altura, con la zurda, se los tragaba, pero cuando se la bajaba, protestaba y se
acababa el viaje. El tercero, le cuidaron, aunque Pedro Calvo, le pegó muchos
capotazos. También la cara arriba a los banderilleros. Junto con el sexto el
menos picado. El cuarto, en el caballo cabeceó, y echó la cara arriba. Mal la
cuadrilla en banderillas. No tenía un pase. El quinto muy aplaudido, salió con
pies, aunque luego se quedó distraído. En
la primera vara, se quedó enganchado en
la silla, cabeceó, la cara arriba en banderillas, persigue al banderillero y llegó
incierto a la muleta. El sexto, pareció mas flojo. ¿O se quebrantó en el
intento de salto al callejón? No le dieron en el caballo. Con este cuadro, es difícil
entender, la ovación a algunos de los toros en el arrastre, y aún peor, esa
ovación al retirarse los matadores, destinada, ¿a quién?, ¿al mayoral? No seré yo sospechoso, de manía a Cuadri, ni
nada por el estilo, pero algo pasaba en la plaza. No conviene generalizar, pero
delante de mi, había tres personas, muy aficionadas, que después de estar
hablando de sus cosas, sin atender la lidia, y contando sus cuitas de oficina, a
una de ellas no se le ocurre decir otra cosa que lo siguiente: ¡Con lo que han
humillado los toros, que mal han estado los toreros! Me cambie de sitio, por no
saltar. ¡Si no habían visto nada!
Ni que decir tiene que la corrida, estuvo excelentemente
presentada, que no hubo aburrimiento, pero que no hubo ningún toro bravo, dicho
a la antigua, y tampoco, a la moderna, que se dejara. Castaño, fue cogido por
el segundo, de manera espeluznante, mató
al toro ¡Vaya huevos! Y se fue a la enfermería para no volver. Rafaelillo, mato tres, y le pitaron
sobremanera en el cuarto. Bolívar tragó paquete en el quinto al que mató de una
caída con vómito.
¡Que calor!
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