Así salieron los novillos de Fuenteymbro en Las Ventas. Saltaban al ruedo y no había manera de pararlos, eran novilleros, pero aún así si hablamos de fijeza en las embestidas, el ganadero no puede estar satisfecho.Vulgarmente, se dice de alguien que es un polvorilla, cuando no para quieto en ningun sitio, va de acá para alllá y mantenerle tranquilo es faena casi imposible. Tuvieron mas defectos, porque la movilidad en si es una cualidad en un toro, pero si lo que le sigue es falta de fijeza, mansedumbre, huir de todos los terrenos, irse a chiqueros, barbear tablas, saltar al callejón, no es para que el ganadero esté contento.
Y no fue aburrida la novillada, y la gente,tuvo que estar pendiente de lo que acontecía en el albero.
Los novilleros estuvieron ahí, ninguno triunfó aunque Román que se presentaba, diera una vuelta al ruedo en el segundo, y cortara una oreja al quinto. Cuando se le ve torear, pareciese que volviese el tremendismo, y que su apoderado Santiago López le hubiese imbuido su particular tauromaquia. El sevillano Mario Dieguez con el peor lote dejo pinceladas de toreo caro y saludo desde el tercio en el que abrió plaza. José Garrido
se peleó con su lote y estuvo muy digno como todos sus compañeros. Se fue a puerta gayola. Persiguió a sus enemigos allá hacia dónde fueran.Toda la culpa la tuvieron los polvorillas de Ricardo Gallardo.
Tarde calurosa, con una entrada comparable a las de días anteriores, en corridas de toros. Molestó el viento, en algunos momentos.
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