Todavía no había salido Perera por la puerta grande, y estabamos todos recogiendo almohadilla, programa y toda la parafernalia que llevamos a la plaza, cuando mi celular empezó a hacer esa señal característica del whatsapp. Mi amigo Emilio Romero, que había estado viendo el festejo por televisión me decía, lo siguiente: Esto es el coño de la Bernarda, aquí todo el mundo toca pelo. Ya estaba la polémica en la plaza. Para unos había sido un faenón, para otros, no tanto, pero el presidente estuvo rapidísimo. La embestida por el pitón izquierdo del toro era de ensueño. Dos tandas con la izquierda, muy ligadas llevaron al éxtasis a los espectadores. Como una centella sacó los pañuelos, tan seguidos, que ni los que pedían la segunda oreja se dieron cuenta y seguían agitando el pañuelo.¡ Solo faltaba, que le hubiesen dado el rabo! Comenzó raro el festejo, ya que al romperse el paseíllo parte del público, rompió a aplaudir. ¿A quién, que? La corrida, poco dio de sí hasta este sexto toro. Los de Adolfo bien presentados, aunque bajara algo el tercero. Luego marmolillos, otra vez tuvieron que ver bastante los picadores.¡Que lanzazos traseros! En el toro que cerraba festejo, hubo un quite de Ferrera al picador y luego a un banderillero que dejaron patente su dirección de lidia. No estuvo bien con los de su lote, y al cuarto le pegó pases en todas las esquinas del ruedo, matándolo mal. A Urdiales le pitaron tras acabar con el quinto, mientras que aplaudían al toro. Desconozco el motivo de tales protestas y de tales aplausos. Estuvo bien pero sin ligar, dando muletazos sueltos muy buenos, y el toro no humilló, fue flojo, mal picado.
Casí se llenó la plaza en tarde calurosa. Y mañana viene El Juli. ¿Tambíen habrá polémica?
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