sábado, 9 de mayo de 2015

Para la carreta

Jueves ocho de mayo de 2015. Primera de feria.
Dos tercios de entrada, con grandes claros en los altos del cuatro y del cinco. Buena temperatura.
Toros de Lozano Hermanos y 1º y 6º de El Cortijillo. Desigualmente presentados, fueron muy protestados por su presentacion, segundo, quinto y sexto. Mansos, hasta la desesperación. Adame Moral y del Alamo, fueron los encargados de su lidia y muerte.

Hasta el Rey, que ocupaba una barrera, tuvo que ver un desfile de mansos que mandaron los Lozano desde su torofactoría. Un sexteto, con dos hierros diferentes, atiborrado de mansedumbre. Nada que se asemejase a un toro bravo. Todos los defectos que se les pueda pedir a los toros de lidia, elevados a la enésima potencia. Mirones, corretones, apretando para los adentros, saltando al sentir el hierro, huidos, buscando chiqueros, tablas, distraidos. Solo apretaban a los banderilleros al salir del par. En fin, un muestrario de borricos cornudos. No les lidiaron bien, en general, pero es que era muy difícil, domeñar aquellas embestidas inciertas en cualquier terreno del ruedo. Hubo un triunfador, y así se debe de decir, cuando un matador corta una oreja en la primera plaza del mundo. Pero verdaderamente, ha sido una de las orejas de menos valor, aunque pedida por la mayoría, que se hayan otorgado. No tiene la culpa el presidente, que se limitó a hacer lo que ordena el reglamento, sino un público que se encontraba facilón. Fue del Alamo en el tercero de la tarde, en una faena en la que faltó dominio y apretarse mas, el que se llevó el trofeo. Menos merecido, que los que se llevó, en sus anteriores comparecencias. Ligó unas series de muletazos con la zurda y el personal se vino arrriba sin ver peros a su labor. En el sexto sufrió una voltereta que le dejo sin respiración
Pepe Moral, sacó algun natural meritorio, que se le aplaudió en el segundo para ponerse pesao en el quinto. Y Adame con su entrega, pero sin ponerse en el sitio.
Decía un compañero de tendido, que habían sido muy listos, todos aquellos que habían dejado de renovar su abono.  Y que nadie diga, que la corrida era muy grande, que estaba fuera de tipo, que con esos kilos no podían  embestir. Fue una moruchada para la carrreta.

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