Duodécima de feria. Dieciocho de mayo. Lleno de "No hay billetes", en tarde calurosa y soleada, con pequeñas ráfagas de viento, en algunos momentos del festejo. Se guardó un minuto de silencio, por la muerte de un novillero peruano.
Toros de Fuente Ymbro, remendados por uno de Buenavista, lidiado en primer lugar, al ser devuelto a los corrales el que abrió plaza.. Justos de presencia y fuerzas, mansearon en los caballos. Y a todos se les simuló la segunda vara.
A las siete en punto de la tarde. ¡Mentira! Que llamen al relojero.
Decepcionante encierro mandó el ganadero. Al llegar a la plaza, hablaba con mi vecino Paco, y me razonaba los motivos, por los que para el, era la corrida de la feria. Esta mañana estuve en el dentista, buen aficionado, y me contó lo mismo, algo extrañado de que las tres figuras que se anunciaban, fueran a pechar con una ganadería de las que no estan en su manual. Le contesté diciendo, que a ver que mandaba Ricardo Gallardo. Si todos los aficionados, que acudimos hoy a la plaza, todavía pensamos en el toro, con el que muchos pusieron a parir a Ureña el pasado año, está todo dicho.
El triunfador, sin grandes alardes fue Talavante, que saludó desde el tercio en el tercero y cortó una oreja en el sexto.Fue volteado sin consecuencias en su primero, por una labor con altibajos, que remató con una desprendida. Y al sexto en terrenos de chiqueros, le pegó dos series de naturales, que encendieron al público, ya aburrido despues de una larga tarde. Tras trasera y tendida, paseó una oreja.
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