lunes, 30 de mayo de 2016

La suerte de varas, una pena

Treinta de mayo. Vigésimo quinta de feria. Lleno en tarde calurosa.
Toros de Adolfo Martín, preciosos de lámina y que dieron juego diverso. Mansitos en general, solo el cuarto salió en alimaña. El segundo fue aplaudido en el arrastre, de forma algo exagerada.
Alternaron Rafaelillo, Castella y Escribano.
Ni fue el dia de los picadores, ni las espadas viajaron en la dirección debida. No hubo brillo con el capote, ni las muletas estuvieron lúcidas. Por primera vez en esta feria, y van veinticinco tardes, vimos tomar tres varas a un toro, o mejor dicho entrar tres veces al caballo. Los dos toros que correspondieron a Rafaelillo, tuvieron ese honor. Como fuera la cosa, es otro cantar. Porque ninguno de los dos fue bravo, y porque poner en suerte a un toro no es ponerle de largo sin mas. Así vimos que el toro estaba en el tercio pero mirando al nueve, y el piquero esperando que mirara para poder citarle. Que mal picaron todos, salvo Doblado al quinto midiendo el castigo. Una vuelta al ruedo, dio Rafaelillo en el cuarto, el toro con mas guasa del encierro. Estuvo valiente, le sacó muletazos de mérito, siempre muy cruzado y pudiendo con el. Necesitó de pinchazo y estocada, al tiempo que sonaba el aviso. Peor manejo los aceros en el primero, oyendo también el recado. Defraudó Castella, vaya feria que ha echado, ante el toro mas noble y con mejor embestida de los de Adolfo. Se puso en la pala y logró el destoreo, pese a la humillacion y temple del toro. Fue pitado, porque además mató mal. Y tambien fue noble el quinto, pero se repitieron los mismos defectos. Saludó desde el tercio con algunas protestas.
Escribano se fue a porta gayola en sus dos toros, banderilleó con escasa fortuna y dió muchos pases, para pasar sin pena ni gloria. Su golletazo al tercero fue de premio. Entre los subalternos de a pie, destacaron Chacón, Mora y Mellinas que saludaron.

 

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