Treinta y uno de mayo. Vigésimo sexta de feria. Sol, calor, algo mas de media entrada. Toros de
Saltillo, propiedad de Moreno Silva, de correcta presentación, teniendo en cuenta el encaste, mansos y difíciles. Tercero y cuarto, dos prendas, prácticamente ilidiables, dando por sentado, que todo toro tiene su lidia. Mansearon en los caballos, cabeceando, queriéndose quitar el palo, buscando los cuellos de los equinos, huyendo de todo y cruzando la plaza para ir al de puerta o al de tanda, indistintamente. Todos pitados en el arrastre y al cuarto le condenaron a banderillas negras, de forma antirreglamentaria. El tercero fue devuelto a los corrales, tras recibir su matador los tres avisos.
Adalid, puso dos pares sensacionales, principalmente el tercero, con el toro a la velocidad del AVE y sin estar en suerte. Repitió en el sexto aunque en tono mas bajo y volvió a saludar como ya había hecho en el tercero. Sánchez Vara, no pudo hacer nada con el cuarto, nada mas que matarle lo que hizo con habilidad y muleteó a su primero con las dificultades que presentaba al salir con la cara alta del muletazo. El mismo defecto tuvo el sexto, con el que Venegas no pudo quitarse el mal sabor que le dejó el tercero. Aguilar fue avisado por dos veces en el segundo, que tuvo alguna embestida medio clara por el izquierdo Y tuvo en el quinto el menos malo del encierro. Además este toro, fue el único en recibir una lidia mas acorde con lo que demandaba la corrida. Cesar del Puerto, paró al toro de forma magistral, oyendo una de las ovaciones mas fuertes de la emocionante tarde. Una tarde mas en la que los picadores no dieron una, salvo Juan Carlos Sánchez , en ese mismo toro.
Mejores varas, lidiadores mas expertos y toreros con mas festejos a las espaldas, también deberían de medirse con estos encastes, y que hubiese cafe para todos. Nadie se aburrió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario