jueves, 7 de junio de 2018

Hay que quitar la tablilla del peso

Siete de junio. Trigésimo primera de feria. Media entrada en tarde nublada. Anunciada la corrida como desafío ganadero. Lo que debería de ser habitual, la lidia de un toro como Dios manda, se pone así tan bonito en los carteles y hay gente que se lo cree. Y piden que en estos festejos, haya tres varas y luego el regaton, cuando no hay en la cabaña brava actual, toros que permitan tal dispendio. Y encima los protestan por la presentación. ¡Que casualidad! Los dos mejores toros de la corrida fueron los peor presentados, para ellos, pero eran los que mas se parecian a sus familiares. El sexto, con un peso exagerado para este entronque, duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks.
Se lidiaron dos toros de Rehuelga, primero y tercero, segundo, cuarto y sexto de Pallarés. Y el quinto, fue un morucho de Marca con casí seis años, manso y peligroso. Salió como sobrero, al devolver el segundo y Cortés correr turno. Muy desiguales y nobles, salvo el sexto y el de Marca. 
Se guardó un minuto de silencio por la muerte del que fue puntillero de la plaza, Antonio Medina.
Los encargados de pasaportar el desafío, fueron Iván Vicente, Javier Cortés y Javier Jiménez. 
Con ellos actuaron, quince toreros, nueve de a pie y seis a caballo. Los siempre denostados picadores, tuvieron ayer su momento de gloria y las mayores ovaciones se las llevaron Héctor Vicente, en el cuarto y Agustín Romero en el sexto.  No solo hay que mirar la distancia, sino el comportamiento al sentir el hierro. Ambos realzaron la bravura que no tenian los de Pallarés. En los de a pie, bien Antonio Molina, con los palos y en la brega, Chacón con un buen par en el tercero y la brega en el sexto, Sobrino que se la jugó en el tercer par al que cerraba la tarde, Rafael González en un par al primero, y Tito en el cuarto, también lució.
Ivan Vicente, pasó apuros en sus dos toros en los lances de recibo. Faena larga, sobre la zurda, en el primero al que  mató de una gran estocada, saludando. Peor le fue en el buen cuarto, al que a pesar de sacar muletazos sueltos de calidad, dejó en la plaza la impresión de que aquel toro tenía mas, y que había perdido una oportunidad. Mató mal y escuchó un aviso.
A Javier Cortés le toco la fea. Un feo toro, con feas hechuras y horrible comportamiento. Encima le pego un viaje, por el que tuvo que pasar a la enfermería.  Y al bonito y flojo segundo le recibió con un bonito y aplaudido comienzo de faena. Pegajoso en principio, tras un desarme, el toro fue a menos, echando la cara arriba y con corto recorrido. Saludó tras una desprendida.
Jiménez, tuvo un sexto que se acabó tras la suerte de varas y un buen tercero con el que no pudo.  Escuchó dos silencios.
   
   

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