miércoles, 6 de junio de 2018

Ni toros ni toreros

Seis de junio. Corrida de Beneficencia, añadida al serial y que hacia el trigésimo festejo. Lleno, Calor en la primera parte de la corrida y nublado luego.
Presidió desde el palco real, el rey emérito, acompañado de su hija y el presidente de la Comunidad Angel  Garrido. 
Toros de Alcurrucen, bien presentados y que no dieron juego por la mansedumbre y descaste que soportaban. No cumplieron en el caballo y pusieron en apuros a los banderilleros.
Una gran vara puso en el tercero Guillermo Marín, y Ambel un par de banderillas en el segundo.
Una orejita se llevó Gines Marín, ayer le tocó al presidente Trinidad ejercer la elegancia social del regalo, por una faenita. Lanceó a la verónica con gusto, el mismo que tuvo en el comienzo de faena, pero luego, antes de que el toro se rajara, no supo dar el vigor necesario a su labor. Pinchó antes de la estocada trasera y hubo premio muy protestado. Al último de la tarde, manso y que huyó a chiqueros al sentir el hierro, le dejó sin picar, y en la muleta le dió muchos muletazos fuera de cacho y destoreando como si ya fuese una figura. 
Perera estuvo pesado y haciendo ver que hacía pero sin torear. Encima mató mal y fue silenciado en los dos tras ser avisado. Y Ferrera, decían algunos que había vuelto a ser Ferrari, por lo rápidos que salían los muletazos al que abrió plaza. un manso que recorrió todos los terrenos, picado allí donde cuadrara. Saludó entre protestas, tras dos avisos. y en el cuarto oyó silencio tras un otro. 
Felipe VI, demostró saber mas de esto, de lo que la gente cree, y debio de pensar, que para tragarse este espectáculo que se lo comiera su padre.

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