viernes, 17 de mayo de 2019

Previsible

17 de mayo de 2019. Cuarta de feria. Tarde fresca y con algo de viento, sin llegar a lo de ayer. Sobre tres cuartos de entrada.
Hay tardes en Madrid dificiles de explicar, pero previsibles. No se puede decir que sean los toreros los culpables, aunque algo de ello haya. El sexto fue un gran toro en el último tercio, y entre enganchones, se fue por el sumidero. Román lo intentó en el segundo y estuvo digno, pero la temperatura de la plaza no logró el calentamiento, para que el festejo se fuera para arriba. Adame todavía estaba en Méjico y no entendía las reacciones de aquel toro tan agarrrado al piso. El ganadero imagino que cabreado por el juego de unas reses de impecable presencia y que se vinieron abajo según transcurría la lidia. Todos los años hay corridas de este corte y que en el momento en que salen a la luz los carteles, se puede vaticinar lo  que va a pasar. No tengo palabras para poder explicar el por qué, ¡ójala lo supiera! pero de una manera machacona se repite año tras año.
Decía un amigo, que con una ganadería no contrastada, y unos matadores de la segunda fila del escalafón, no sumaban, sino que esa medianía se convertía en un cuarto. Y no se si tendrá razón.
El caso es, que como ya lo preevia no sienta tan mal. No es lo mismo ir a un festejo con todas las esperanzas, que saber a lo que se va. En el primer caso jode y mucho, mientras que en días como los de hoy, como si supieras a lo que ibas.  Una mas.

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