miércoles, 4 de mayo de 2022

A propósito de las orejas.

 El pasado domingo, uno de mayo, se dieron dos orejas a un novillero en Las Ventas. El diestro afortunado fue Diego García, afortunado en doble sentido. A su correcta labor, se le añadió tener como aliado al presidente Parro, afamado orejero.

No es momento de analizar la labor del novel novillero, al que vi en un festival en el pasado mes de octubre, causándome una grata impresión y augurandole un bonito porvenir como dije a los que vinieron conmigo aquel día. Ni es el primero ni será el último al que los vaivenes presidenciales le den o quiten. Entiendo la alegría de sus amigos, de su peña, de su entorno, ahora bien, en los toros no se ganan los partidos desde el tendido. Y estoy viendo durante los siete festejos que llevo esta temporada, falta de mesura a la hora de pedir los trofeos. Es cierto que ha cambiado el público, por suerte va incorporándose gente joven, pero habría que decirles aquello de donde fueres haz lo que vieres y este espectáculo siempre se ha caracterizado por la medida. Analicemos al torero según las condiciones del toro, es uno de los asertos. Tenemos dos oídos y una boca así que empleemos mas tiempo en oír que en hablar. 




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