Veinticinco de mayo. Tarde agradable para los que estábamos sentados en el tendido, imagino que no tanto, para los que estaban allí abajo. Sopló el viento, menos que ayer, y molestó a los toreros. Tarde de "No hay billetes", corrida de expectación, y por lo tanto vino después la decepción. Fuenteymbro no mandó lo mismo que en la novillada del lunes y el personal que acudía a ver un cartelazo, Urdiales, Roca Rey y Marín, pensando en que el ganado se pareciese un poquito se llevó un chasco. Una corrida, muy bien presentada, cinqueña, pesada, que defraudó. Mansotes, sin casta, huecos por dentro, sin peligro para afuera y que se lidiaron y se mataron como cualquier otra, que viniese con menos esperanzas. En esta amable feria que llevamos, el público sacó a saludar a Marín por el detalle de dar la cara, tras la cornada que sufrió la pasada semana .¿Y qué vimos? Toreo muy poco, y en ese poco, va incluida la labor de Roca Rey, a pesar de las ovaciones de la solanera, y que si no llega a pinchar le dan las dos orejas. No fue la faena para ello, pero con certeza que se las habían dado. Pinchó, y se hizo justicia. Urdiales, se puso hasta pesado, tratando de sacar algo al mulo primero y en el cuarto abrevió. Y Ginés Marín, tres cuartas partes de lo mismo. Le queda otra a Fuenteymbro, otra a Urdiales y la Beneficencia a Marín. Esperemos que se de mejor. Curioso fue, que el tercio de varas fuese el mas logrado de la feria en su conjunto, y que en la brega y banderillas se mantuviese el decoro.
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