Once de mayo. Segunda de feria, con buena entrada y calor. Los de Ricardo Gallardo fueron bravos con diferente graduación y los matadores tuvieron que estar listos ante sus acometidas. Algunos de los actuantes rodaron por los suelos, con mayor o menor fortuna, siendo Leo Valadez, el que se llevó la peor parte al entrar a matar al tercero. Sufrió una lesión, creo que en el hombro, que le impidió matar al sexto. El Fandi por lo tanto tuvo que matar tres, escuchando tres silencios y no sumar méritos, en este paseíllo que hacia el numero treinta en su carrera. Sin pena ni gloria, dejó la impresión de que en Madrid ha llegado a su techo.
Fue Román en una tarde en que todo fue entrega y buen toreo el que triunfó cortando una oreja y quedándose a las puertas de la segunda. Cierto es, que le tocó el toro con más posibilidades de la tarde, el segundo. El mas cabrón lo sorteó Valadez y al final le mandó al hule. Pegando tornillazos, cara arriba se las hizo pasar canutas y a la hora de la verdad en el embroque le inutilizó para acabar la tarde. Por su propio pie se fue a la enfermería, con evidentes síntomas de la lesíón que llevaba. La casta de los de Fuenteymbro exigió y no dejó que nos aburrieramos.
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