En estas primeras corridas de feria, uno va a saludar a los amigos de toda la vida, pero no sabe lo que se puede encontrar. Esta tarde en la fila inferior a la mía, se aposentaron cuatro chavales con su bolsita de botellón y uno de ellos con un puro. Le duró dos toros, bueno, no pudo aguantarle nada mas que dos toros, (decía uno de una fila mas arriba que nunca había estado en los toros en Londres), y las caladas que pegaba le iban poniendo cada vez mas blanco. Como si tuviera que fumárselo por obligación y muy deprisa. Por fin le tiró y el se evitó un mareo y los demás, los de arriba, pudimos ver la corrida. Nada que objetar a su conducta, ni a la de sus amigos, que podría darse el caso que alguien pensara, que la intransigencia con los jóvenes no fuese normal. A decir verdad, tampoco nos perdimos nada, salvo la pésima labor de la cuadrilla de García Pulido con los palos, la incomprensible petición de oreja en ese mismo toro, el sainete de Morante con el estoque, la bronca se oyó desde Quintana. Se hizo la luz en un quite de Urdiales tras la primera vara y una aceptable faena que le valió la vuelta al ruedo, tras una petición similar a la de Pulido, el tercio de banderillas con Ferreira y Zayas en el cuarto y poco mas. Lo llevamos diciendo ya algún tiempo y cada vez es mas tangible.¡ Como ha cambiado esto!
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