Toros de EL Ventorriillo, muy bien presentados y nobles. Tres y tres.
El Cid, no lo vio claro en ningún momento. Capotazos de tanteo a su primero, que tomó la primera vara desde los adentros, y cabeceó en la segunda, yéndose suelto, llegando con mucha movilidad a la muleta. No se quedó quieto en ningún momento, ni con la zurda ni con la diestra. Palmas de tango durante la faena, y la sensación de que el toro se fue sin torear. Mató mal, y descabelló peor. Fue pitado, mientras que el toro se llevó una gran ovación Salió con mas decisión en el cuarto, que tomó una primera vara quedándose dormido y luego empujando, y una segunda de la que salió con la cara alta. Comenzó la faena sobre la diestra, en los medios. Luego acortó las distancias, y tras matar de dos pinchazos, trasera y descabello fue silenciado.
Miguel Ángel Perera, lanceó sin apreturas. Ignacio Rodriguez, protagonizó el mejor tercio de varas de lo que va de feria. El toro escarbó, antes de entrar las dos veces al caballo, pero lo hizo de largo y el picador le cogió arriba, siendo muy aplaudido. En banderillas saludó Joselito Gutierrez. Comenzó con una decena de muletazos por alto. Cita de lejos con la derecha. Se la pasa a la otra y tras el mejor natural sale achuchado. No se cruza, poniéndose al hilo del pitón y en ese momento se empiezan a oir muestras de desagrado desde los tendidos. Pesado, oyó un aviso antes de entrar a matar, y tras una media se echa el toro en el burladero de cuadrillas. También flotó en el ambiente la impresión de que podía haber estado mejor. Ovación para el toro en el arrastre. Al quinto, que escarbó durante toda la faena, y que tenía un recorrido muy corto, lo despenó de media trasera y estocada.
El toro del triunfo de Talavante, no hizo presagiar nada bueno en los dos primeros tercios. Mal y escasamente picado, ya que en la primera vara el picador, Salguero, le cogió muy bajo, rompiendo la vara y dando una costalada. En la segunda, no encontró toro, y cuando se la puso fue muy trasera. Tampoco llevó una buena lidia en banderillas, de las que salió doliéndose. Pero luego… Tras dos muletazos por bajo, se lo sacó a la boca de riego, y allí surgieron unos naturales esplendorosos, en los que hubo quietud, profundidad, lentitud, ligazón, transmisión y la muñeca de Talavante, que cuando parecía que el pase había llegado a su fin, aún tenía un inverosímil giro para volver a ponerlo para enlazar el siguiente, ante una plaza enardecida. Se atracó de toro en la estocada y para el fueron las primeras dos orejas de la feria. Se pidió la vuelta al ruedo para “Cervato”. Cosas de la afición moderna, para la que solo vale el juego en la muleta. Sensacional fue en la pañosa, pero de eso a darle la vuelta al ruedo, va un abismo. Al escarbador sexto, con poco recorrido, y manso le brindó al público, y le pasaportó de media tendida y dos descabellos siendo avisado. Por la puerta grande se lo llevaron.
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