Cuando se presentó la candidatura para que Madrid fuera la sede de los Juegos
Olímpicos de 2012, los políticos se pusieron manos a la obra y no escatimaron medios ni
esfuerzos para lograrlo.
Se recogieron firmas a diestro y siniestro, se llenó la ciudad de pasquines y
pancartas, se publicó en todos los medios de comunicación y se concienció a todo
ciudadano, nacional o extranjero para apoyar la candidatura; porque lograrla, era bueno
para la Ciudad e incluso para la Nación. Así se hizo también en Barcelona en 1992
consiguiendo de esta forma que nuestra querida “piel de toro” estuviera en boca y mente
de todo el Mundo.
En lo que llevamos de Feria, en la Monumental madrileña se han situado de forma
estratégica mesas para recogida de firmas, y con ellas llevar al Congreso de los
Diputados una Proposición de Ley de Iniciativa Legislativa Popular para la Regulación de
la Fiesta de los Toros como Bien de Interés Cultural, promovida por la Federación de
Entidades Taurinas de Cataluña, (es decir a instancia de los aficionados catalanes).
Son muchas las que se están recogiendo (500.000 son las necesarias), y más aún
desde la prohibición de la celebración de festejos taurinos en Cataluña pero
inquietamente me pregunto: ¿Si se consigue (cosa que no dudo) llevar todas las firmas
necesarias al Congreso, adelantaremos algo para salvar nuestra Fiesta?. Tengo mis
serias dudas porque cuando interviene la política se pierde la razón.
Como ya sucediera en tiempos pretéritos, y a modo de la cenicienta, nuestra Fiesta
es utilizada por la clase política según sus intereses. Cuando interesa es la Fiesta
Nacional, cuando no interesa es simplemente la Fiesta de los Toros y cuando no es ni
una cosa, ni la otra, se la ignora e incluso ultraja y así se va repitiendo la historia
apareciendo y desapareciendo como el Guadiana.
Tal y como decía, a la Fiesta se la utiliza; se la utilizó siempre y se la seguirá
utilizando porque todo depende de los intereses de unos pocos, de aquellos que se
sienten en las poltronas del poder.
No me gusta ser pesimista y de hecho mi propia naturaleza me impide serlo, por
ello creo que la Fiesta por mucho que se empecinen algunos no desaparecerá, no puede
desaparecer porque, ¿cuantas veces hemos oído aquello de que en cada “españolito” hay
un torero en ciernes?, o aquello otro de que la Fiesta de los Toros queramos o no, es
base ancestral de nuestro propio ser español y forma parte de nuestra Cultura, (ahora y
según dicen está integrada en semejante Ministerio), como lo demuestra el hecho de que
desde hace ya más de un siglo se la denominaba genéricamente FIESTA NACIONAL.
Es lógico que los que la sentimos así, luchemos por defender lo nuestro, en este
caso la riqueza patrimonial y cultural, que representa nuestra Fiesta, pero también por
nuestra libertad. Pero no debemos olvidar que no es patrimonio exclusivo de los
aficionados, o de la gente del toro; es patrimonio de todos los españoles.
Que orgulloso me he sentido cuando al deambular por este mundo de Dios y he
dicho alto y claro que soy aficionado a los toros, el interés y respeto con el que lo han
acogido los ciudadanos de aquellos países tan lejanos.
Por ello, aplaudo la iniciativa de recogida de firmas de nuestros paisanos catalanes,
y como indica el eslogan “La suma de todos”, con la suma de todas nuestras firmas
lograremos una vez más que nuestra Fiesta, siga viva, aunque ya le aplicaremos el
tratamiento adecuado, en este caso “quimio” para exterminar el cáncer maligno del que
adolece desde hace tantos años y que la está matando. Pero eso es otra historia.
José Ramón Gallego
recogidas de firmas en Restaurante Puerta Grande
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