Toros de Pedraza de Yeltes, bien
presentados y mansos. El quinto se estrelló contra un burladero, quedando
mermado para la lidia, y fue devuelto. Salió en su lugar un feo ejemplar de
José Vázquez, que manseó en el caballo, como toda la corrida del hierro anunciado,
pero que llegó a la muleta noble y humillando, con largo recorrido. Sopló el
viento muy molesto en muchas fases de la lidia. Tres cuartos de entrada.
Uceda, quién lo diría, tuvo
verdaderos problemas con los aceros. Y con un lote infumable, también. Fue
avisado por dos veces en el cuarto, y no veía la manera de dejarlo en manos de
los mulilleros.
Gallo, con un buen lote, estuvo
sin temple toda la tarde. ¿Culpa del viento? El segundo lo brindó a Del Bosque
que estaba en el callejón. Y en el quinto, que humillaba una bestialidad, no se
confió para nada, pero la impresión con la que nos quedamos en la plaza, fue
que se le había ido el manso.
Mora, dio una vuelta al ruedo en
el tercero, veroniqueó con galanura y pegó buenos muletazos, aunque con poco
dominio, ya que recorrió media plaza durante la faena de muleta. Al sexto poco
se le podía hacer, ya que derrochaba peligro, desde el momento en que llegó a
los banderilleros.
San Isidro, tuvo trabajo. A Gallo
le pegó un revolcón el primero en un quite, Al tercero de Uceda, Pablo Ciprés, el
cuarto le cogió la matricula. Primero le volteó y luego le persiguió. En el
sexto “El Puchi” fue al suelo tras el embroque del primer par de banderillas,
y Mora se llevó un susto, cuando estuvo
a punto de voltearle. Todos pudieron salir por su propio pie.
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