domingo, 31 de mayo de 2015

Sopor

Vigésimo cuarta de feria. Treinta y uno de mayo. Tarde nubosa con calor y bochorno.Tres cuartos de entrada. Toros de Baltasar Ibán desigualmente presentados que no dieron juego. El sexto se partió una mano y fue sustituido por uno de Torrealta.
La corrida de hoy, solo dio para el aburrimiento de los parroquianos, que al humo de la ganadería acudieron a la plaza. Como la ganadería no dio el juego que se esperaba, y los diestros tampoco estuvieron muy allá, el espectaculo se convirtió en un aburrimiento de tomo y lomo. Lo mejor fueron las cerezas que nos trajo Antonio, de las del Jerte, que nos endulzaron la tarde. ¿Comer en la plaza? Si nos viesen nuestros abuelos se echarían las manos a la cabeza, ante semejante afrenta. La bota, bueno, pero comer mientras tres toreros se juegan la vida, algo impensable, años ha, en la plaza de toros de Madrid. Bueno, que Robleño estuvo muy digno en el que abrió plaza, saludando una ovación desde el tercio, y que Serafín Marín y Bolivar quisieron emular a los figuras. Esos que se ponen al hilo, que no se cruzan, que echan el pico de la muleta y que se ponen pesadísimos. Bien con los palos estuvo Raúl Adrada que saludó y muy mal estuvieron los picadores Entre unas cosas y otras salimos de la plaza con media en las agujas.

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