martes, 2 de junio de 2015

Cuadri pinchó.

Dos de junio. Vigésimo sexta de feria. Calor asfixiante. Dos tercios de entrada, mas o menos como ayer. Toros de Cuadri, bien presentados y que no dieron juego.El castaño cuarto, aplaudido por su impresionante estampa. No cumplieron en varas y llegaron con poco recorrido a la muleta.
Y no es lo malo que pinchase este ganadero, lo malo es que ayer pincho Pablo Romero, antes de ayer Ibán y con corridas que no dijeron nada. Una mas, de cualquier ganadería, de las que hay. Y eso duele. Duele al aficionado que hoy estaba en la plaza, con mucha piedra vacía, y que viene a ver una corrida de toros. Todos nos hacemos nuestra composición de lugar, cuando sacamos el abono y hacemos nuestras previsiones, entre las que no entra, desde luego, el aguantar tres petardos seguidos con las corridas mas deseadas.
Angel Otero, puso un sensacional par de banderillas, el primero, al cuarto de la tarde, pero el toro dijo que ni una mas. Al siguiente intento le echó la cara arriba, con violencia, y le dijo que nones. Aún lo intentaría otra vez, con el mismo resultado. Quizás este par fuese el momento mas lucido del festejo.
Los picadores estuvieron horribles, desde el primero, Vicente, que le pegó dos lanzazos al toro, que manaba sangre en abundancia, hasta el sexto que endiño uno trasero y bajo, amén de multiples picotazos en la segunda entrada. Estos puyazos, condicionan la lidia, independientemente de que la corrida no fuera brava. Entre otras cosas porque así no se debe de picar ni a los mansos. 
Volvió a saludar Robleño en el primero, como en su anterior comparecencia, Comenzó la faena sacandoselo a los medios con muletazos por bajo, para ir a menos. Reservón el toro, se puso pesado, escuchando el aviso presidencial. Se mostró valiente en el quinto, que derribó, con enganchones, y le arreó un bajonazo monumental. Encabo con el primero que llegó desangrado, y al que banderilleó con poco acierto, estuvo vulgar. Al cuarto, que se quedó sin  picar y que tenia guasa, le pasaportó con estocada que hizo guardia. Y Aguilar también estuvo mal los aceros. Brindó el sexto al público sin saber bien los motivos. A no ser que fuera porque le dió la gana. 
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