Decimocuarta de feria. Veinte de mayo. No se puso el "No hay billetes". Tarde calurosa. Acudió el rey emérito con su hija y nieta.
Toros de Alcurrucen, presentados en escalera, y que llevaban el descaste y la mansedumbre en su sangre. "El Juli", Castella y el extremeño José Garrido que confirmaba.
Si todo empieza en el toro, y el ganadero, que además es el apoderado de la que dicen ser una figura, trae tal guarrería de corrida, si el segundo del cartel, Castella, apoderado por la empresa y triunfador de la pasada edición de la feria se apunta a la misma y si una de las figuras emergentes, Garrido, alterna con ellos, es que algo esta podrido. ¿Quién tiene la culpa? ¿ A quién habría que ahorcar, para que no volviese a preparar tamaña tropelía? Es que llueve sobre mojado, y todos estos que han tomado parte en la organización, son ya reincidentes. Y se les llena la boca, cuando hablan de los ataques a la tauromaquia. ¿Es que lo que ocurrió esta tarde en la plaza de Las Ventas, esa que tanto ensalzan cuando les interesa, no es un ataque? Todas las tardes, que se ha anunciado alguien de relumbrón, han sido un fracaso. Salvemos a Ponce, por la presentación de la corrida.
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