viernes, 13 de mayo de 2016

Volvió el tremendismo

Octava de feria. Trece de mayo. Apareció el sol por primera vez en esta feria, coincidiendo con el primer lleno. Cuatro toros de Núñez del Cuvillo y dos del Conde de Mayalde, cuarto y sexto.  Acudió el rey emérito, a la meseta de toriles. Roca Rey y Castella le brindaron los dos primeros.Junto a Talavante formaron la terna. Roca Rey confirmó su alternativa.
El ganado no valió un duro, justamente presentado, flojo, pasó por el caballo de paso, para llegar a la muleta moribundos. El jabonero quinto, fue un pájaro, que puso en dificultades a su matador.
No había pasado nada hasta que Talavante cogió la muleta, para lidiarlo. Mal picado, se dolió en banderillas, y quedó andarín y pegando tornillazos. Le cogió el punto el extremeño y le metió en la muleta, para sacarle alguna serie con la izquierda de mucho mérito. Le pudo, toreando. Lástima de la estocada caída. Una oreja de mérito, tras someter a un toro, que al comienzo del trasteo, daba la impresión de no tener un pase.
Luego llegó Roca Rey. Valiente toda la tarde. Nadie podrá dudar de esa cualidad, pero dio la impresión de malgastar ese valor, tanto con el capote como con la muleta. Tanto pase por la espalda, tanto lance por detrás, hacia parecer temerario lo que seguro que era valor. Ese valor que tiene, en ningún momento lo empleó para dominar a sus oponentes, sino que en la plaza, la impresión era de estar a merced de los toros, y ese respiro que sentía el público, al ver que habia salido ileso del trance, le llevó al triunfo. Entró a matar al sexto, del que le concedieron las dos orejas, de manera suicida, saliendo tropezado y tirando la muleta. Yo eche de menos, algo mas de dominio y temple en la labor de Roca y también mesura en la afición de Madrid por valorar solo la valentía del torero, y no poner en la balanza otros aspectos que tambien se deben de tener en cuenta.
Castella pasó sin pena ni gloría y ademas estuvo pesado. Fue silenciado.

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