Octava de feria. Trece de mayo. Apareció el sol por primera vez en esta feria, coincidiendo con el primer lleno. Cuatro toros de Núñez del Cuvillo y dos del Conde de Mayalde, cuarto y sexto. Acudió el rey emérito, a la meseta de toriles. Roca Rey y Castella le brindaron los dos primeros.Junto a Talavante formaron la terna. Roca Rey confirmó su alternativa.
El ganado no valió un duro, justamente presentado, flojo, pasó por el caballo de paso, para llegar a la muleta moribundos. El jabonero quinto, fue un pájaro, que puso en dificultades a su matador.
No había pasado nada hasta que Talavante cogió la muleta, para lidiarlo. Mal picado, se dolió en banderillas, y quedó andarín y pegando tornillazos. Le cogió el punto el extremeño y le metió en la muleta, para sacarle alguna serie con la izquierda de mucho mérito. Le pudo, toreando. Lástima de la estocada caída. Una oreja de mérito, tras someter a un toro, que al comienzo del trasteo, daba la impresión de no tener un pase.
Castella pasó sin pena ni gloría y ademas estuvo pesado. Fue silenciado.
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