Veinte de mayo. Calor asfixiante y otra vez el "No hay billetes". Y, por fin, la Puerta Grande. Llevábamos días empujando para que el éxito en su máxima dimensión se produjera y hoy viernes, con dos figuras en el cartel y un novicio, que confirmaba se logró. No pensemos en injusticias, no discutamos sobre la calidad de los trasteos que llevaron al fin perseguido. El presidente sacó dos pañuelos, uno en el primero y otro en el sexto. Esos son dos orejas, una en cada toro. Pues bien, con mas pañuelos se la denegó a "El Juli". No es el presidente el culpable de sacarlos, sino la dadivosidad del público, que se retroalimenta con una velocidad inusitada. Da igual como se haga la suerte de matar, es lo mismo de dónde agarren los matadores la muleta, a algunos les falta estaquillador, para largar trapo. La panza de la muleta es un concepto desaparecido. Ahora mismo en Madrid, basta con ligar los pases, aunque sea de aquella manera, para enloquecer los tendidos. Pero bueno es lo que hay y es bastante difícil ser disidente.
Sacó la plaza o parte de ella a saludar a "El Juli" en recuerdo a la faena que pinchó la pasada semana y se derrumbó cuando tras hacer un vibrante trasteo, irregular por momentos, en el cuarto, volvió a pinchar escuchando dos avisos. El enfervorizado público pidió la oreja por una mayoría aplastante pero el presidente no la otorgó. Prevaricó al no concederla. Se pegó una vuelta con todas las de la ley Luego el presidente fue ovacionado por algún sector que no estaba de acuerdo con los que la pedían. Madrid en estado puro. Rufo a hombros, en su confirmación. El cénit. Estuvo mejor en el primero que en el sexto, pero el resultado fue el mismo. y la segunda es de las orejas, que pasan factura. Talavante frio y apático en el tercero salió a por todas en el cornalón quinto, echándose de rodillas y pasándose los pitones muy cerca. Fue a menos la faena y pinchó conformándose con saludar. Fernando Sánchez puso tres buenos pares, sobre todo el tercero del sexto.
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