Dieciséis de mayo. Segunda novillada del ciclo isidril, con casi tres cuartos de entrada y calor en los tendidos. Se guardó el minuto de silencio tradicional, en memoria del rey de los toreros, Joselito "El Gallo". Saltaron al ruedo seis ejemplares del Conde de Mayalde, correctamente presentados, flojos y mansos. Mejoró su juego en la segunda parte de la corrida, destacando el quinto, a pesar de los dos lanzazos que le endilgó el picador.
Estuvo Fonseca en novillero, valentísimo, bullidor, mirando al tendido, y sacando muletazos que pusieron la plaza en trance. Quizás le faltase un poco de tranquilidad y medida, pero claro está, que es un novillero que toreaba su segunda tarde en Madrid. Y cuando cerca tenía como mínimo la oreja, se le ocurrió pinchar. Si hubiese pegado la estocada que recetó al segundo, el triunfo hubiese sido de clamor. Dio una merecida vuelta al ruedo. Y a Burdiel, le ocurrió algo parecido, con el estoque. En otra linea el sevillano, mas templado, con otro concepto del toreo, pegó dos buenas series al final del trasteo en la que logró mantener al manso metido en la muleta. También pinchó y se tuvo que conformar con saludar cuando el público abandonaba la plazaY Santana Claros fue silenciado en su labor. Sufrió una cornada al entrar a matar al primero y se mantuvo en el ruedo, hasta acabar el festejo. A la enfermería y al hospital. ¿De que está hecha esta gente?
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